"(...) El diluvio, historia conocida....Todo pereció, fuera de Noé, su familia y su zoológico portátil.
(...) queriendo celebrar su reencuentro con la tierra, tras la ingestión de agua y como para significar mejor su legítima hidrofobia, Noé inventa el vino, cosa en la cual Dios, en su infinita seriedad, en su perpetua incapacidad para regocijarse, no había pensado. Así pues, a no olvidarlo: el agua es una creación divina, el vino, un regalo del hombre.
uno tiene las idea que puede. No lejos de los restos del yate testamentario, sobre el monte Lubar (estas cosas se inventan), Noé plantó sus cepas, ¿cuáles fueron?"
extracto de "La razon del gourmet" de M.Onfray