Como segunda piel, la ropa abre y cierra puertas. La moda, la tendencia, lo último, lo original, lo distintivo, la marca......uniformes que nos discriminan y nos alejan del reflejo del alma. El cascaron que la ropa nos pone puede ser defenestrado o envidiado, pero por ahi pasa por la elección que hacemos.
La ropa sin planchar, a rayas en todas direcciones. Viejas. Gastadas. Usadas.
¿Esta piel de qué nos proteje? ¿De que nos aisla?
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